22 de abril de 2013

Vinilo contra Vinilo: Turntablism y vinilo digital


(Turntablism: arte o técnica de manipular manualmente discos de vinilo para crear música, es decir, “tocar” el plato como instrumento musical)

El mundo del turntablism nunca ha sido muy receptivo con las novedades tecnológicas. Desde prácticamente su nacimiento en los 70 han ido apareciendo en el mercado diversos "gadgets" que pretendían convertirse en imprescindibles y la mayoría de ellos, si no todos, han quedado en curiosidades y hoy son objetos de coleccionista (como, por ejemplo, el “Flashformer” de Gemini y Grandmaster Flash). Mientras, el set estándar para el turntablist (dos Technics 1200 y una mesa pequeña de dos canales) no ha variado prácticamente nada durante todos estos años.



Esto ha forzado una serie de avances, tanto en lo técnico o musical (esta limitación y estandarización del “instrumento” ha hecho avanzar la técnica y ha dado una base, la misma para todos, sobre la que crear, compartir, comunicarse e incluso competir, que habría sido imposible si cada cual hubiese utilizado diferentes soportes o equipos) como en lo tecnológico (mesas más robustas, más ergonómicas y personalizables; faders más resistentes; platos con más par y más opciones; agujas, patinadoras… Y estos avances han beneficiado a cualquier dj, no sólo a los turntablists).

Al grano...

Sin embargo en los últimos años han aparecido los sistemas de vinilo digital o DVS, que han sido bien acogidos por la comunidad del turntablism (al menos desde el lanzamiento de Serato y Traktor, el primer Final Scratch no era “utilizable”). Y como siempre que algo nuevo entra en escena, se han formado dos bandos, aunque cada vez menos radicales: a favor y en contra, los que quieren el cambio y los que no. Y cada bando con sus propios argumentos:

En un lado, la “pureza” del arte, el tacto, la respuesta instantánea y perfecta del vinilo, el sonido… ¡No es lo mismo conducir un coche de verdad que un simulador! En parte, los argumentos son ciertos: La sensación no es la misma que al manipular vinilo de verdad: la respuesta a movimientos muy lentos o muy cortos es algo imprecisa y siempre hay un mínimo retardo; el sonido, evidentemente, y aunque depende de formatos y demás, nunca va a ser igual al del vinilo; y en cuanto a la “cultura”, su auge ha afectado algo negativamente a la escena de batalla, convirtiendo algunos campeonatos –que se habían estabilizado como competiciones de turntablism- en competiciones en las que prima más el saber producir y preparar tus sets que el estilo o la habilidad real –con excepciones-, mientras otras habilidades se han ido quedando por el camino (needle dropping, marcado y loopeo de discos…).




En el otro lado, la practicidad de los DVS y las amplísimas posibilidades que ofrecen estos sistemas al turntablist, sin tener que aprender a manejar nada nuevo: copias ilimitadas de cada disco, “dobles instantáneos”, saltos entre puntos de cue que hacen innecesario marcar los discos… Así como la posibilidad de rascar cualquier cosa que se te ocurra en el acto; usar discos de batalla digitales o producir los tuyos propios –y compartirlos-; o incluso probar sonidos y breaks antes de plancharlos en vinilo. Por no hablar de la facilidad de transporte, o, sin meternos en el uso de controladoras, que queda un poco fuera del debate, las nuevas mesas con midi integrado (Z2 de Native Instruments, Vestax 05) permiten incluso grabar los movimientos del crossfader y demás controles, abriendo la puerta a programas que conviertan esta información a TTM u otros sistemas de notación para scratch. Las posibilidades de estos sistemas para el turntablist son innegables.

Personalmente, opino que todo está en la mesura que cada uno tenga a la hora de utilizar este tipo de avances. Ambos puntos de vista son comprensibles: lo que se gana en eficacia y prestaciones se pierde en cultura y tradición, aunque esto es algo que se da en cualquier ámbito. Pero creo que el uso de esta tecnología facilita mucho las cosas, potencia gran parte de las habilidades que se adquieren con la práctica del turntablism y abre caminos. Si se quiere y se tiene la base suficiente se puede mantener la esencia casi intacta y beneficiarse de las ventajas que hemos comentado. Sin embargo, el abuso del “botoneo” diluirá el turntablism en el “controladorismo”.

PS: Aunque prefiero el vinilo por tacto, precisión y afecto, suelo utilizar Serato y me encanta y, sólo a veces, me siento ligeramente culpable.

Darío Morte (Dj Iroh)
Profesor de Turntablism en CH Escuela.

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