Vixen Music Club

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Nuestra sala es un estupendo espacio de conciertos con una acústica envidiable.

Pepe Viyuela también estuvo con nosotros

Humor, Teatro, Monólogos, Cabaret… Todo tiene cabida en el CMA Las Armas.

Red Bull Music Academy

Charlas con reconocidos artistas sobre música, cine, arte, cultura y mucho más.

29 de mayo de 2013

Diseccionamos "Random Access Memories" de Daft Punk

Después de una impresionante y más que efectiva campaña de marketing que ha conseguido que todos estemos expectantes del nuevo lanzamiento de Daft Punk, por fin lo tenemos aquí. Apenas han pasado ocho días desde que se puso a la venta y ya han corrido ríos de tinta sobre él, tanto a favor como en contra. Y es que en esta ocasión, los robots se han vuelto casi humanos y han traído consigo a una gran cantidad de colaboradores para este trabajo, lo que se deja notar muy significativamente en el resultado final.

Ante todo hay que decir que los que esperaban un segundo "Homework", se quedan con las ganas y posiblemente, con una gran frustración. "Random Access Memories" no va por ahí, y viendo la progresión del grupo desde entonces, será difícil que escuchemos algo parecido. Este último álbum es un elaborado y sentido homenaje a la música disco, funk y los ritmos de los 70 con todas sus consecuencias. Un disco que conforme se vayan repitiendo sus escuchas y pase el tiempo, ocupará su lugar real entre la discografía de Daft Punk.

Los 15 segundos de anticipo que recorrieron todo el mundo del tema "Get Lucky" eran en realidad una declaración de intenciones de por dónde irían los tiros en "Random Access Memories", y dicho single resulta una incitación irresistible al baile, con la colaboración de Pharrell Williams. De hecho, es un tema que se escucha ya por todas partes aunque ya hay quien se queja desde dentro del mundillo. Liam Gallagher acaba de declarar que él hubiera compuesto esa canción en una hora, pero no vamos a comentar nada al respecto ya que conocemos las maneras y manías del músico.



En "Random Access Memories" se mezclan momentos memorables con otros que pasan mucho más desapercibidos. Entre los primeros estarían la citada "Get Lucky", el tema que abre el disco ("Give life back to music") o ese homenaje a los sintetizadores añejos que es "Giogio by Moroder", con la colaboración del artista y que comienza con unas declaraciones sobre su experiencia compositiva. "Lose yourself to dance" es una especie de mantra funk, de nuevo con Williams y la estupenda guitarra de Nile Rodgers marcando el ritmo a lo largo de la canción que seguro, escucharemos mucho a lo largo del año. Otro de los momentos curiosos y pegadizos cuanto más se escucha que nos encontramos es "Doin' it right", con Panda Bear en esta ocasión como artista invitado o "Touch" con Paul Williams, y su marcada estética de espectáculo musical. Por su parte el crescendo de "Contact", tema que cierra este trabajo, habría que ver cómo funciona en directo (si es que los hay), porque puede ser apoteósico.

Entre estas canciones figuran otras que sabemos que son de Daft Punk porque aparecen en el disco, aunque podríamos atribuirlas a cualquier otro artista si no nos dicen nada. Es el caso de "Fragments of time" con Todd Edwards (que apunta mucho a Steely Dan), "The game of love", "Motherboard" o "Beyond". Unos ejercicios que no es que aporten demasiado al conjunto de "Random Access Memories" pero en cualquier caso ahí están y forman parte del disco, de modo que cada cual las juzgue a su modo. En la edición japonesa del álbum aparece un tema extra, "Horizon" aunque va muy en la línea de estos últimos.



Así, no se puede negar que "Random Access Memories" es un disco muy personal de Daft Punk, porque no han hecho lo que se esperaba de ellos, sino lo que han querido y les ha parecido oportuno en este momento. Ahora sólo queda imaginar en qué coordenadas avanzarán las siguientes canciones de Guy-Manuel de Homem-Christo y Thomas Bangalter, porque seguramente será otra sorpresa.

Pero no todo termina aquí para "Random Access Memories". Ahora nos espera la oleada de remezclas, que seguro que traerá muy buenos momentos.

Chema Moog
Colaborador CMA Las Armas

27 de mayo de 2013

Reflexiones musicales de Alonso Martínez: ¿Qué es la música?

Si quisiéramos definir el concepto de música, descubrimos que es un concepto tan amplio que es imposible definir en una o dos frases. Desde la antigua Grecia hasta nuestros días este concepto ha ido evolucionando. Dentro de las muchas definiciones que existen, todas ellas más o menos acertadas, según las características que quieran destacar, nos centrarnos en una que consideramos que define una de las cualidades más importantes de la música.

Enric Herrera en su libro Teoría Musical y Armonía Moderna, define la música así:

 “Aunque definida de muchas formas, en esencia se puede decir que es el arte de ordenar sonidos con el fin de crear una determinada emoción en el oyente.”

Alonso Martínez, impartiendo clase en el CMA "Las Armas".
La música es un estímulo que afecta el campo perceptivo del individuo y tiene la capacidad de entretener, comunicar, etc...

En definitiva la música es algo que nos hace sentir bien a algunas personas y como todo lo que nos hace sentirnos bien, tendemos a repetirlo y a mejorarlo para que nuestras experiencias sean cada vez más gratas.
Los músicos son receptores de su propia obra y por lo tanto su papel tiene una doble función emisor receptor. Este hecho es a tener muy en cuenta ya que en cierta medida el músico debe de ser capaz de emocionarse así mismo para poder emocionar a otros y creer en lo que está haciendo.



Alonso Martínez, durante una MasterClass de armonía.
En el terreno de la educación musical este hecho tiene consideraciones aún mayores. Si no somos capaces de emocionar al alumno y el propio profesor no disfruta, emociona y cree en lo que está haciendo, todo el sistema fracasa. Por lo tanto nuestro objetivo es crear experiencias musicales satisfactorias dentro y fuera del aula, pero no solo con el único fin de aprender a manejar con más o menos destreza un instrumento, si no a sentirnos bien desarrollando la practica instrumental solos o con otros.




Alonso Martínez
Músico y Coordinador Escuela de Música Moderna del CMA "Las Armas"

10 de mayo de 2013

La rabia sosegada. Espíritu teatral y ojos de cineasta.


Tiempo de filósofos y gentes de espíritu. Espejos de realidades contadas a base de fotogramas o la propia palabra. Sin eludir la belleza de contar y trasmitir el sentir que nos ahoga.
Un Príncipe de Asturias de las Artes al estilo de decir.






Michael Haneke (Austria, 1942), director teatral de enorme prestigio en su país, es también una figura esencial del panorama cinematográfico internacional. Su obra, de gran crudeza, pretende desenmascarar la hipocresía y la doble moral de las sociedades europeas acomodadas.

“Haneke ilumina y disecciona con deslumbrante maestría aspectos sombríos de la existencia como la violencia, la opresión y la enfermedad, que afronta con extraordinaria sobriedad formal a la vez que abre espacios a la persistencia consoladora del amor, la confianza y el compromiso”, destacó ayer el jurado del Príncipe de Asturias al dar la noticia del premio.




“Agradezco de todo corazón al jurado del Premio de las Artes de la Fundación Príncipe de Asturias haber sido reconocido con esta distinción tan grande y prestigiosa. Es una alegría y una satisfacción extraordinaria. Espero hacerme merecedor de esta gran distinción también con mi futuro trabajo”.
“Es la película que más me ha impactado. Fue fundamental para hacer Funny games. Saló… es la única que ha logrado dar al espectador una impresión real de lo que es la violencia sin convertirla en un producto de consumo. Y eso es muy difícil. Yo lo he intentado hablándole directamente al espectador para que se dé cuenta de ello. A veces la violencia se consume con cierto gusto; eso me parece asqueroso. No me gustan mucho las películas de Tarantino. Su cinismo respecto al espectador me parece inhumano”.

El séptimo continente (Der siebente Kontinent, 1989) es su primera película comercial. En ella se gesta el estilo crudo que desarrollaría en títulos posteriores. El título que ensalza el nombre de Haneke en el panorama internacional es El video de Benny (Benny's Video, 1992), pero su gran éxito acaece en 2001 con La pianista (La pianiste), que logra, entre otros reconocimientos, el Gran Premio en el Festival de Cine de Cannes. En 2005 Caché es la gran triunfadora de los Premios del Cine Europeo y su trabajo La cinta blanca (Das weiße band) le hace merecedor de la Palma de Oro en la 62ª edición del Festival de Cannes (2009), premio que vuelve a ganar tres años después, en la 65ª edición del Festival, gracias a Amour. En 2012 esta película se hace con cuatro premios en la gala del cine europeo y consigue el Óscar a la mejor película extranjera en 2013.


Escuela de Cinematografía del CMA Las Armas.


7 de mayo de 2013

Crónica Interfront + Carlos Hollers (Vixen Music Club)


Son las once de la noche y el sol hace rato que se ha ido. En Las Armas una pequeña multitud se reparte entre el rock aragonés de Prau y La Vidriera Irrevente en el escenario exterior y el suave jazz de Rudy Vistel en el bar. La mayoría están allí por otra cosa, lo que comienza en unos minutos en la Sala, una noche de electrónica añeja y de nostalgia de un tiempo pasado... Vixen se viste esta noche del negro del tecno pop y del sonido que se llevaba a comienzos de los noventa.

Carlos Hollers, el diskjockey del evento (en los platos y en la organización) abre invitando a todos a retroceder veinte años sus oídos, a recordar un tiempo en el que la electrónica no sólo sorprendía sino que apasionaba. El primer tramo de su sesión es una puesta a punto, un rodaje académico de los antecedentes e inspiraciones de los que surgió el sonido que anticipó el techno y el electropop, fusión de sonidos sintetizados y estética rockera oscura, tecno pop y dark pop, fuentes de las que Megabeat e Intefront siempre bebieron.

Sala casi llena. Ambiente de fiesta. Mezcla de expectación y añoranza. Primeros temas reconocibles, manos alzadas y gritos de júbilo. Es la 1:15 el dúo Interfront se ponen al frente de sus portátiles. Uno nunca ha sido muy muy fan de este sonido pero le tira la nostalgia de las primeras sesiones oídas, de los primeros bailes, de las continuas sorpresas al descubrir canciones... Mi corazón esperaba teclados en torre, multiples racks, cables, cajas de ritmo y sintetizadores analógicos pero mi cabeza sabía que eso sólo son recuerdos del pasado, imaginería idealizada de un sonido lejano. Comienzan a sonar y a uno le viene a la mente Jean Michel Jarre en versión bailable... Es la primera impresión: sonido instrumental, melodía sencilla, sonido sintético, ritmo a medio tiempo... Es lo que tiene la evolución, veinte años de evolución del sonido y los estilos, ahora más rápidos, más duros, más fusionados con mil cosas distintas... Antes todo era más puro, más simple, más claro... Como Interfront.



Estandartes del sonido Valencia, el anterior a la hecatombe del bakalao y su ruta, los Chimos Bayos y los Pacos Piles, Megabeat e Interfront eran la evolución del tecno pop de los ochenta hacía algo más bailable y más instrumental, con el ritmo más marcado gracias a la clara influencia de la música industrial, la Electronic Body Music (Front 242 y los grupos centroeuropeos) y Depeche Mode. En el fondo era pop, con canciones cortas de menos de cinco minutos y un más que reconocible melodía. Y así fue su directo, pop instrumental y melódico (“Out of sight”, “Cube”, “Destination”, “Accelerating”...) y temas emblemáticos de aquellos comienzos de los noventa como “Es imposible, no puede ser”, y sobre todo “Strange” o sus versiones del tema de “Blade Runner” o del tema “Bálada para Jet Harris” de los góticos Apple Boutique. Y entre tema y tema a lo largo de más de una hora, caras de felicidad, sonrisas y aplausos, gestos de complicidad, bailes y exaltaciones de la amistad. De la nostalgia no se vive pero también alimenta.



Interfront se marcharon discreta y elegantemente, como siempre se han comportado, dando paso de nuevo a un Carlos Hollers al que, una vez más, no sólo hay que quitarse el sombrero ante él sino hacerle la ola. Qué sesión. Porque uno es de piedra después de ver tanto y tanto porque sino es para llorar de gusto. No solo la selección de somelier del vinilo, un remember de temas de los primeros noventa, fue de esas de quitar el hipo sino que las mezclas, algunas increíbles, eternas, sorprendentes, mágicas (mezlcar “Spiral” de Dunne con Roy Orbison), eran para dejar boquiabierto a cualquier diskjockey que por aquel entonces las hubiera pinchado o al púbico bailado: Front 242, Tragic Error, el “Fahrenheit” de Umo Detic mezclado con Nitzer Ebb, KRB, “Los niños en el parque” de Liaisons Dangereuses o ese “The Age of love” pre-trance con el que abrió la sesión y que todavía me pone los pelos de punta, por citar unos pocos de los muchos, muchos, muchos grandes momentos de una sesión para buscarle un buen sitio en el recuerdo y no olvidarla nunca.



Julio A. Cuenca
Profesor de Historia de Música Electrónica en CH Escuela