7 de mayo de 2013

Crónica Interfront + Carlos Hollers (Vixen Music Club)


Son las once de la noche y el sol hace rato que se ha ido. En Las Armas una pequeña multitud se reparte entre el rock aragonés de Prau y La Vidriera Irrevente en el escenario exterior y el suave jazz de Rudy Vistel en el bar. La mayoría están allí por otra cosa, lo que comienza en unos minutos en la Sala, una noche de electrónica añeja y de nostalgia de un tiempo pasado... Vixen se viste esta noche del negro del tecno pop y del sonido que se llevaba a comienzos de los noventa.

Carlos Hollers, el diskjockey del evento (en los platos y en la organización) abre invitando a todos a retroceder veinte años sus oídos, a recordar un tiempo en el que la electrónica no sólo sorprendía sino que apasionaba. El primer tramo de su sesión es una puesta a punto, un rodaje académico de los antecedentes e inspiraciones de los que surgió el sonido que anticipó el techno y el electropop, fusión de sonidos sintetizados y estética rockera oscura, tecno pop y dark pop, fuentes de las que Megabeat e Intefront siempre bebieron.

Sala casi llena. Ambiente de fiesta. Mezcla de expectación y añoranza. Primeros temas reconocibles, manos alzadas y gritos de júbilo. Es la 1:15 el dúo Interfront se ponen al frente de sus portátiles. Uno nunca ha sido muy muy fan de este sonido pero le tira la nostalgia de las primeras sesiones oídas, de los primeros bailes, de las continuas sorpresas al descubrir canciones... Mi corazón esperaba teclados en torre, multiples racks, cables, cajas de ritmo y sintetizadores analógicos pero mi cabeza sabía que eso sólo son recuerdos del pasado, imaginería idealizada de un sonido lejano. Comienzan a sonar y a uno le viene a la mente Jean Michel Jarre en versión bailable... Es la primera impresión: sonido instrumental, melodía sencilla, sonido sintético, ritmo a medio tiempo... Es lo que tiene la evolución, veinte años de evolución del sonido y los estilos, ahora más rápidos, más duros, más fusionados con mil cosas distintas... Antes todo era más puro, más simple, más claro... Como Interfront.



Estandartes del sonido Valencia, el anterior a la hecatombe del bakalao y su ruta, los Chimos Bayos y los Pacos Piles, Megabeat e Interfront eran la evolución del tecno pop de los ochenta hacía algo más bailable y más instrumental, con el ritmo más marcado gracias a la clara influencia de la música industrial, la Electronic Body Music (Front 242 y los grupos centroeuropeos) y Depeche Mode. En el fondo era pop, con canciones cortas de menos de cinco minutos y un más que reconocible melodía. Y así fue su directo, pop instrumental y melódico (“Out of sight”, “Cube”, “Destination”, “Accelerating”...) y temas emblemáticos de aquellos comienzos de los noventa como “Es imposible, no puede ser”, y sobre todo “Strange” o sus versiones del tema de “Blade Runner” o del tema “Bálada para Jet Harris” de los góticos Apple Boutique. Y entre tema y tema a lo largo de más de una hora, caras de felicidad, sonrisas y aplausos, gestos de complicidad, bailes y exaltaciones de la amistad. De la nostalgia no se vive pero también alimenta.



Interfront se marcharon discreta y elegantemente, como siempre se han comportado, dando paso de nuevo a un Carlos Hollers al que, una vez más, no sólo hay que quitarse el sombrero ante él sino hacerle la ola. Qué sesión. Porque uno es de piedra después de ver tanto y tanto porque sino es para llorar de gusto. No solo la selección de somelier del vinilo, un remember de temas de los primeros noventa, fue de esas de quitar el hipo sino que las mezclas, algunas increíbles, eternas, sorprendentes, mágicas (mezlcar “Spiral” de Dunne con Roy Orbison), eran para dejar boquiabierto a cualquier diskjockey que por aquel entonces las hubiera pinchado o al púbico bailado: Front 242, Tragic Error, el “Fahrenheit” de Umo Detic mezclado con Nitzer Ebb, KRB, “Los niños en el parque” de Liaisons Dangereuses o ese “The Age of love” pre-trance con el que abrió la sesión y que todavía me pone los pelos de punta, por citar unos pocos de los muchos, muchos, muchos grandes momentos de una sesión para buscarle un buen sitio en el recuerdo y no olvidarla nunca.



Julio A. Cuenca
Profesor de Historia de Música Electrónica en CH Escuela

3 comentarios:

  1. Valla noche pasamos, madre mía.... Uno con 23 años también se emociona escuchando la historia de la música electrónica....

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  2. Estuvo i m p r e s i o n a n t e ,no hay mas que hablar

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  3. Señor Cuenca:
    Estuvo en el concierto para su crónica ?
    En lo referente a Interfront esperabamos menos, ya que como insinua usted en 20 años quieras o no los artistas se "contaminan" de las nuevas influencias.
    A pesar de todo me quito el sombrero por Julio y Albert
    La referencia que hace al set?? es...mas de lo mismo, Bpm subidos de vueltas para este sonido que ademas de música transmite sentimientos hoy perdidos...y pocas caras B y remix de los temas expuestos por el disc-jockey.
    Lo mejor de la noche sin duda la compañía y la gente que con solo una mirada te acordabas de ellos cuando, hace 20 años, no fallaban ni una noche para disfrutar de esa música.

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